En Estados Unidos, mientras
unas ciudades y estados como Texas ayudan a las autoridades migratorias, otras regiones
más pobladas como California, Nueva York e Illinois coartan los esfuerzos de la
policía migratoria con sus políticas de protección al inmigrante. A pesar de
las amenazas y la agresividad del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas
(ICE por sus siglas en inglés) —un efecto
de la retórica del presidente Donald Trump—, el estado de California es el
ejemplo de que, aunque tiene el mayor número de indocumentados, menoscaba los
arrestos que el gobierno federal intenta hacer. Según un nuevo análisis del Instituto
de Política Migratoria (MPI por sus
siglas en inglés), las políticas santuario funcionan como una herramienta para
limitar el efecto de las deportaciones de ICE,
mientras que no son otra cosa más que medidas para poner límite a la
colaboración entre policías locales y el gobierno federal. Según el estudio,
durante los primeros ocho meses de Trump, ICE
realizó 110.568 arrestos (un incremento del 42% en relación al año que le
precedía). Más aún, el número de deportaciones del interior se incrementó de 44.512
a 61.094 (+37%), de los cuales, por lo general, son inmigrantes que llevaban en
promedio 10 años en Estados Unidos, es decir, tienen familias y son separados
de éstas. Además, si bien ICE no está
haciendo redadas en iglesias, sí acude a lugares frecuentados por inmigrantes
como cortes locales y cuartos de emergencia de hospitales. Lo anterior implica que
el miedo se ha agravado en las comunidades de inmigrantes mexicanos en Estados
Unidos. Ahora bien, si los arrestos y deportaciones se han incrementado con
Trump, los números totales son bastante menores que en los años picos de los
arrestos y deportaciones en el primer cuatrienio de Obama. Por ejemplo, en 2011
hubo más de 300 mil arrestos y más de 200 mil deportaciones del interior. Es
decir, Trump ha revertido la política del segundo cuatrienio de Obama, siendo
que aquél solo ha deportado a migrantes con un serio historial criminal, sin
embargo, los números totales están por debajo de los picos de deportación. Lo
más interesante del estudio, y que ayuda a explicar que los números de
deportados no sean tan altos, estriba en que varios estados, como California e
Illinois y ciudades como Nueva York y Chicago se han resistido a cooperar con
el gobierno federal, explícitamente con el ICE.
FUENTE: Capps, Randy et al. Revving Up the Deportation Machinery: Enforcement under Trump and the
Pushback. Migration Policy Institute. May 2018.
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