Observatorio Norteamericano

Title 42’s end is raising alarms at the border El inminente fin del Título 42 está marcando el debate sobre la inmigración antes de 2024, incluso antes de que se conozcan todas sus consecuencias. En todo el espectro político, el relativamente pequeño cambio de política está siendo tratado como un presagio de catástrofe y caos en la frontera. Las advertencias sobre el fin del Título 42 han ido desde lo pragmático -los congresistas demócratas de Texas Joaquín Castro y Greg Casar han llamado a la calma a los políticos. Joaquín Castro y Greg Casar han pedido 38 millones de dólares en fondos preventivos de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias - a lo teatral, con el ex vicepresidente Mike Pence advirtiendo que "se avecina una tormenta." En marzo, los funcionarios estadounidenses se encontraron con más de 191,000 migrantes en la frontera con México; los funcionarios de la administración han dicho que esperan que ese número aumente significativamente con el final del Título

 -Agenda y calendario inicial para las elecciones primarias - El techo de la deuda en la construcción de la agenda política republicana - El caso de George Santos en el entorno republicano - Las investigaciones a Hunter Biden - El enfrentamiento entre DeSantis y Disney como refuerzo político de la competencia política - Desafíos legales de la precandidatura de Donald Trump.

Se llegó a un acuerdo contractual tentativo entre la Alianza de Servicios Públicos de Canadá (PSAC) y la Junta del Tesoro, que abarca a más de 120,000 trabajadores del gobierno federal en todo el país. En materia económica, el crecimiento continuo en el mercado laboral de Canadá podría hacer que más canadienses conserven sus empleos. Canadá quedó fuera del pacto trilateral de defensa y seguridad conocido como AUKUS, y un nuevo informe de un respetado grupo de expertos estadounidense dice que Ottawa debe superar su aparente indiferencia al acuerdo o arriesgarse a ser dejado atrás por sus aliados. En relación a la migración, el plan de Canadá para aumentar la inmigración está generando temores entre la clase política de Quebec, que dice que los cambios reducirían la influencia de la provincia en el país y dificultarían la protección del idioma francés.