Miguel Otero-Iglesias, Real Instituto Elcano, 1-2-17
Trump va a tener que darse
cuenta muy rápido que dirigir un país como EEUU es muy diferente a dirigir una
empresa. La política, y sobre todo la geopolítica, no funcionan como el mundo
de los negocios. El estilo agresivo y arrogante que un alto ejecutivo se puede
permitir en una negociación con otra empresa puede llevar a tensiones
geopolíticas serias si se hace entre países. Es por eso que se han inventado
los servicios diplomáticos. Decir que Brexit es muy positivo, que la OTAN está
anticuada, que la Unión Europea se va a desintegrar, que la política de
refugiados de Merkel ha sido un desastre y que BMW va a tener que pagar
aranceles del 35% si quiere fabricar sus coches en México y exportarlos a EEUU
es crear una tensión con tus supuestos aliados que no beneficia a nadie. Trump
descubrirá que sus acciones van a traer reacciones. Si impone aranceles a
China, China tomará represalias. México, que es más débil, quizás no lo haga.
Pero si las fábricas se van del país y los mexicanos se vuelven más pobres, con
más ahínco intentarán colarse en EEUU. El boomerang retornará de una u otra
manera.
Frente a un presidente
americano tan errático, que puede hacer tambalear los pilares del orden
geopolítico que se construyó después de la Segunda Guerra Mundial, a la Unión
Europea (y sobre todo a los países de la zona euro) no les queda otro remedio
que empezar a desarrollar una estrategia regional y global independiente de los
EEUU. Los peligros y las vulnerabilidades son enormes. Continuar la lectura
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