
De acuerdo con la nota titulada “The next recession”
publicada en The Economist, el problema de la economía mundial en 2018 ha
sido un impulso desigual. En Estados Unidos, los recortes de impuestos del
presidente Donald Trump han ayudado a elevar el crecimiento trimestral
anualizado por encima del 4% y el desempleo está en su nivel más bajo desde
1969. Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) cree que el
crecimiento se desacelerará este año en todas las demás grandes economías
avanzadas y los mercados emergentes estarán en problemas.
De acuerdo con la información presentada, los
mercados emergentes representan el 59% de la producción mundial (medida por el
poder de compra), un 43% más que hace dos décadas, cuando se produjo la crisis
financiera asiática. Sus problemas pronto podrían volver a las costas de
Estados Unidos, y el resto del mundo también podría estar en peor estado para
entonces, si las dificultades presupuestarias de Italia no disminuyen o China
sufre una fuerte desaceleración.
En esta situación hay dos noticias, una buena y una
mala. La buena es que los sistemas bancarios son más resistentes que hace una
década, cuando se produjo la crisis. La posibilidad de una recesión tan severa
como la que golpeó entonces es baja. A pesar de que los mercados emergentes
están causando pérdidas a los inversionistas, en general, sus economías reales
parecen estar aguantando. Por otro lado, la mala es que el mundo está mal
preparado para enfrentar incluso una recesión leve. Esto se debe en parte a que
el arsenal de políticas aún está agotado de luchar contra la última
desaceleración.
La posible solución que se presenta en el artículo es
la acción oportuna, ya que esto podría evitar algunos de los peligros. Los
bancos centrales podrían tener nuevos objetivos que dificulten oponerse a la
acción durante y después de una crisis. Si establecieron un compromiso de
antemano para recuperar el terreno perdido cuando los incrementos de la
inflación o el crecimiento decepcionan, las expectativas de un auge de
recuperación podrían proporcionar un estímulo automático en cualquier recesión.
Por último, se hace un llamado a la iniciativa de los políticos, que está
claramente ausente, y se advierte que la volatilidad del mercado de actual
sugiere que el tiempo podría ser corto, así que “el mundo debería comenzar a
prepararse ahora para la próxima recesión, mientras todavía pueda”.
FUENTE: “The next recession”. The Economist. 10-11-18.
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