“El Congreso de
Estados Unidos, en vez de hacer un “drama inecesario” podría darle a su país lo
que quiere y necesita: fondos garantizados por dos años para actividades
gubernamentales que cuentan con amplio apoyo popular”. Así inicia el artículo
recomendado de la semana de Alice Rivlin, alto miembro de estudios económicos
para el Centro de Política Sanitaria en Brookings.
Para Rivlin, así como para muchos, es un alivio que el gobierno estadounidense parara
la locura tambaleante entre varios cierres “artificiales” de un gobierno en
crisis, y arriesgando por defecto la deuda nacional. Irónicamente, dice Rivlin,
pareciera que se juegan la vida legislando, sin embargo, algo digno de recalcar
es que el Congreso reconoció que el público valora los beneficios “específicos que
derivan de las actividades federales”, y no quiere “arbitrariedades” o
“vaguedades” en cuanto a la administración de fondos, porque, en caso que se
presente una situación urgente como una catástrofe, una epidemia o una guerra,
lo que el pueblo quiere es tener el dinero bien dispuesto. No obstante, recalca
Ravlin, el acuerdo, en conjunto con la reforma fiscal del presidente Donald
Trump, incrementa vertiginosamente la deuda nacional, algo que el Congreso y el
público tienen que reconocer puesto que bien todos los servicios deben ser
pagados, por lo tanto, se tiene que buscar un camino “sano” de lidiar con la
deuda.
FUENTE: Rivlin, Alice M. The budget deal: The center holds. Brookings
Institute. 02-09-18.
Comentarios
Publicar un comentario