El día 14 de agosto, el expresidente Trump y otras 18 personas fueron acusadas penalmente en Georgia en relación con los esfuerzos para anular la victoria de Joe Biden en 2020 en el estado. En este boletín se muestra a manera de recuento cómo Trump, quien compite por la nominación presidencial republicana de 2024, sigue sumando cargos en temas electorales. Tan solo en esta quincena sumó el 2 de agosto, Trump fue acusado de delitos graves relacionados con los disturbios del 6 de enero de 2021 en el Capitolio de los Estados Unidos, cuando miles de sus partidarios irrumpieron en los pasillos del Congreso en un intento de anular las elecciones con graves consecuencias en vidas y cargos penales contra los insurrectos. Ahora, Estados Unidos cuenta con un expresidente candidato a volver a la presidencia, dos veces acusado por juicio político y acusado en cuatro casos donde enfrenta serios cargos criminales en varios estados como Nueva York, Florida, Washington y Georgia.
En esta ocasión a nivel estatal, Trump ha sido acusado de 13 cargos, que incluye la violación de la ley de crimen organizado del estado de Georgia, solicitar a un funcionario público que violara su juramento, conspirar para hacerse pasar por un funcionario público, conspirar para cometer falsificación en primer grado, así como de conspirar de presentar documentos falsos. La acusación federal también nombra a algunos de sus asesores cómplices más prominentes, incluidos Rudolph W. Giuliani, su exabogado personal, y Mark Meadows, quien se desempeñó como jefe de gabinete de la Casa Blanca en el momento de las elecciones.
Por otra parte, para analistas e ideólogos como Robert Reich, las condiciones de liberación de Trump en su comparecencia a principios de este mes incluyeron una promesa, que Trump juró mantener, “de que no intimidar ni acosar a testigos y oficiales de la corte ni amenazaría la administración de justicia”. Al parecer, tampoco está cumpliendo, a decir por las publicaciones en sus redes “que continúan violando directa y explícitamente las condiciones de la liberación de Trump de la cárcel en espera de juicio”.
Los desafíos a la democracia y las instituciones en Estados Unidos siguen teniendo en Trump una amenaza en los cuatro procedimientos que se le imputa y en los que espera juicio en los próximos meses antes de las elecciones. Pese a que sea nominado a la presidencia, su proceder actual apunta a que “está por encima de la ley”. Para muchos analistas políticos como Reich, “su puesta en libertad en espera de juicio debería ser revocada” y quizá convertirse en un ejemplo de aplicación de la ley.
Por otra parte, como se advierte en el boletín, hay procesos electorales estatales recientes en el verano reciente de estados como Alabama, Florida, Ohio, Arizona, Wisconsin, Michigan y Iowa, que muestran cómo se van dando las restricciones para votar en estados de trifectas azules y también peligran algunos derechos civiles de los estadounidenses ante el legado e influencia de Trump en las designaciones de jueces o funcionarios estatales que han restringido y polarizado el entorno político en temas de interés como familias y minorías. El apoyo del partido republicano sigue pesando a favor de Trump, en el liderazgo de la Cámara de Representantes para una posible nominación, más allá de los casos y aspectos legales recientes aquí descritos y en otros boletines pasados, los aspectos neurales de la democracia estadounidense parece estar en franco desafío. Sin duda, en los próximos meses vendrán pruebas más difíciles para el sistema electoral, aún más si la contienda presidencial queda, como hasta ahora se prevé, entre el expresidente Trump y el presidente Biden.
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