
En el mes de abril una caravana de cientos de migrantes centroamericanos atravesaba la frontera sur de México para tratar de entrar a los Estados Unidos. Cuando los funcionarios estadounidenses y mexicanos se preparaban para reunirse en Guatemala en julio de este año, a Estados Unidos le preocupaba ya este asunto en especial. Los funcionarios de dicho país querían saber si México estaría de acuerdo con obligar a esos migrantes a solicitar asilo en ese país, en vez de dejarlos entrar a Estados Unidos, pero la respuesta fue negativa.
El artículo “Migrants Caravan Puts Mexico Back in U.S. Cross Hairs” escrito por Azam Ahmed y Caitlin Dickerson, periodistas del periódico The New York Times, expone que después de que aparentemente se había descartado la propuesta hecha en julio pasado conocida como el “acuerdo del tercer país seguro” —rechazada por el próximo presidente mexicano—, “México vuelve a tener su sistema migratorio en un estado de crisis y en la mira de los funcionarios estadounidenses”.
Aproximadamente seis mil migrantes han entrado al país en los últimos días, como parte de una nueva y mucho más grande caravana de personas que huyen de la violencia y la pobreza absolutas provenientes de El Salvador, Guatemala y Honduras. Para evitar su llegada a la frontera de Estados Unidos, el presidente Trump ha presionado a Honduras, Guatemala, El Salvador y México para que detengan su trayecto. Pero, aunque México desde hace mucho tiempo se ha doblegado a los mandatos migratorios de Estados Unidos, la gran cantidad de personas que huyen esta vez ha presentado nuevas complicaciones. La avalancha de migrantes sobrepasó el Plan de la Frontera Sur de México. “La mayor parte no está solicitando asilo, lo que pone a México en una difícil encrucijada”. ¿Deben aprehender a miles de migrantes y crear una crisis humanitaria, sin mencionar la crisis de relaciones públicas? ¿O simplemente deben acompañarlos en su éxodo para garantizar una travesía ordenada? Azam Ahmed y Caitlin Dickerson consideran que al parecer por el momento, el gobierno ha elegido lo segundo. México ya está teniendo problemas para asimilar el aumento de migrantes que buscan protección de los peligros que acechan en sus países —unos 14.000 en 2017—, a pesar de que el mismo México difícilmente cumple con la definición de un país seguro. La situación también plantea un reto para Trump, quien ha amenazado con recortar la ayuda al exterior y desplegar al ejército para aprehender a los migrantes. Si el ejército captura a miles de migrantes, entre ellos mujeres y niños, podría ser un desastre de relaciones públicas de la misma magnitud que fue la separación de padres e hijos menores de edad en la frontera. Pero si el presidente opta por no hacer esto, quizás aliente a que más migrantes viajen en grandes grupos.
Los autores del artículo mencionan que la caravana “se ha vuelto un asunto político en Estados Unidos, en especial en vísperas de las elecciones del mes de noviembre”.
Pero la división de opiniones respecto a si recibir a los migrantes o deportarlos también ha resonado en México. Mientras algunos mexicanos han ofrecido comida, agua y viajes gratuitos a quienes transitan por el país, otros han reaccionado violentamente por miedo a que los migrantes les quiten los empleos o aumente la actividad criminal si les permiten quedarse. Claudia Masferrer, experta en migración del Colegio de México, comentó que “Existe una gran división social tratándose de este flujo migratorio, entre la aceptación y el apoyo y un absoluto rechazo”, pues “Esta caravana enfrenta a México con lo que nosotros como país le hemos exigido a Estados Unidos en relación con nuestros propios migrantes mexicanos”.
A una de las conclusiones que llegan los autores es que la caravana se puede ver como un desafío directo a la forma en la que se ha transformado el sistema de solicitud de asilo con Trump. Tanto en la política como en la práctica, los cambios impuestos por su gobierno han enviado un mensaje claro al mundo: “como lugar de refugio, Estados Unidos está, en gran medida, cerrado”.
FUENTE: Ahmed, Azam and Caitlin Dickerson. “Migrants Caravan Puts Mexico Back in U.S. Cross Hairs”. The New York Times. 10-23-18. Leer más
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