By Dean Baker, Center for
Economic and Policy Research, 11-3-17
Según un análisis del CEPR, un
think tank de política ecónomica, co-fundado por los economistas Dean
Baker and Mark Weisbrot, con sede en Washington D.C, en
los Estados Unidos y en muchos otros países, gran parte de la población se ha
vuelto en contra del comercio. Dean Baker comenta que ha sido un problema
importante en las elecciones de 2016 y fue un factor importante para colocar a
Donald Trump en la Casa Blanca. “La hostilidad hacia el comercio no debe
sorprender”. Hay buena evidencia de que grandes segmentos de la población de
los Estados Unidos, se han visto
afectados por el patrón de comercio en las últimas cuatro décadas. En
particular, comenta que los trabajadores sin títulos universitarios “fueron los
perdedores, ya que se vieron obligados a competir con los trabajadores con
salarios mucho más bajos en el mundo en desarrollo”. “Cualquier ganancia que
haya podido obtenerse de la ventaja comparativa fue más que compensada por las
pérdidas que sufrieron debido a una posición de negociación debilitada”. Si
bien esta ha sido la realidad en las últimas cuatro décadas, ciertamente no
había nada inevitable sobre el daño causado a los trabajadores menos educados. “La
redistribución al alza del comercio no fue el resultado de un proceso
impersonal de globalización; fue el resultado de una política deliberada”. En
este debate, el autor esboza brevemente un camino para la política comercial: “no
se trata de enfrentar a los trabajadores de manufacturas de los países ricos con
los trabajadores manufactureros en los países pobres, donde inevitablemente un
grupo debe ser el perdedor”. “No existe un conflicto de intereses inherente
entre los trabajadores de los países ricos y los países pobres, incluso si es
conveniente para muchos plantear el tema de esta manera”.
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