By Ginger Thompson, ProPublica, 6- 12-17
“La historia del asalto
mortal a un pueblo mexicano cerca de la frontera con Texas. Y la operación
antidrogas estadounidense que lo desencadenó. En marzo de 2011, el tranquilo
pueblo ganadero, de unos 23 000 habitantes y a solo 40 minutos en auto de la
frontera con Texas, fue atacado. Sicarios del cartel de los Zetas, una de las
organizaciones de narcotráfico más violentas del mundo, arrasaron Allende y
pueblos aledaños como una inundación repentina; demolieron casas y comercios,
secuestraron y mataron a docenas, posiblemente a cientos, de hombres, mujeres y
niños. La destrucción y las desapariciones se sucedieron erráticamente por
semanas. Solo unos pocos familiares de las víctimas — en su mayoría los que no
vivían en Allende o habían huido — se atrevieron a buscar ayuda”… Pero, a
diferencia de la mayoría de los lugares en México destrozados por la guerra
contra las drogas, lo que pasó en Allende no se originó en México. Comenzó en
Estados Unidos, cuando la Administración para el Control de Drogas (DEA) logró
un triunfo inesperado. Un agente persuadió a un importante miembro de los Zetas
para que le entregara los números de identificación rastreables de los teléfonos
celulares que pertenecían a dos de los capos más buscados del cartel, Miguel
Ángel Treviño y su hermano Omar…”.
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