“Desde los ataques del 11 de septiembre
de 2001, Estados Unidos ha gastado más de 100 mil millones de dólares en
tecnología de seguridad fronteriza como sensores en la tierra, cámaras de video,
muros, capas de bardas y cámaras infrarrojas. Sin embargo, en los matorrales a
lo largo de la orilla del río Bravo, donde los contrabandistas pueden esconderse
fácilmente, la unidad ecuestre de la Patrulla Fronteriza desempeña un papel
fundamental en los esfuerzos por detectar actividad ilegal. En los últimos meses, la cantidad de
inmigrantes detenidos mientras cruzan de forma ilegal ésta parte de la frontera, ha disminuido a cerca de 100 personas al día, mientras que antes el número era
de unos 600… Aunque el flujo de migrantes ha bajado, el contrabando de drogas
sigue siendo constante...”.
Fuente: Ron
Nixon, Vigilar el río Bravo: crónica de un patrullaje en cuatro patas, The New York Times,
20-04-17
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